En muchas ocasiones hemos escuchado hablar sobre los flujos de caja y quizás al no tener conocimientos de contabilidad referenciamos la caja con algún tipo de inventario o mercadería. Tal vez, en más de alguna oportunidad te has preguntado ¿Qué significa caja en el lenguaje contable? En términos simples, los contadores definimos caja como dinero, por lo tanto, si a esta definición le incorporamos la palabra flujos, estaríamos en presencia de movimientos de dinero.
¿Qué es el flujo de caja?
En términos simples, el concepto flujo de caja no es más que las entradas y salidas de dinero que tiene una empresa. Ahora, si nos vamos a la parte técnica, se puede decir que, además, es un estado financiero que permite diferencias entre ingresos y egresos en un plazo de tiempo específico.
Tener conocimiento sobre flujo de caja es sumamente importante, porque te ayudará a comprender si tus ingresos y desembolsos están bajo los parámetros aceptados.
Muchas veces cuando se recibe plata, se asume que todo anda bien y no se indaga el trasfondo de esos movimientos. Es por eso que, muchas veces, al finalizar un periodo, te encuentras con muchas sorpresas, como por ejemplo, gastos o costos sumamente excesivos que no se justifican. En ese sentido, uno de los beneficios del flujo de caja es justamente darse cuenta anticipadamente de estas situaciones.
Para conocer un poco más sobre los movimientos de dinero, partiremos enfocando los flujos de caja desde el punto de vista contable. Si hablamos bajo la norma IFRS (International Financial Reporting Standard) se puede evaluar el estado de una empresa mediante la elaboración de los estados financieros, los cuales se componen de cinco tipos, y dentro de ellos encontramos el estado de flujo de efectivo.
¿Qué es el estado de flujo de efectivo?
El propósito del estado de flujo de efectivo es evaluar los diferentes movimientos de dinero (mediante flujos de caja) durante un periodo determinado. Esto tiene la finalidad de conocer desde dónde se están generando los diferentes ingresos y para qué se están utilizando. Evidentemente mediante un análisis se puede determinar si esto es provechoso o no y así tomar decisiones de manera oportuna.
El estado de flujo de efectivo clasificará el flujo de caja por tipo de actividad, la cual puede ser: de operación, inversión y financiamiento.
● Operación: considera aquellos flujos de caja que tienen relación directamente con las operaciones de la empresa, por ejemplo, el dinero que le cobras a tus clientes.
● Inversión: considera aquellos flujos de caja que se relacionan con las inversiones realizadas por la empresa. Esto puede ser cuando, por ejemplo, se invierte en un instrumento financiero o en activos fijos, ya que las PPE (propiedades, plantas y equipos) forman parte de las inversiones.
● Financiamiento: considera aquellos flujos de caja relacionados con el financiamiento de la empresa, ya sea en base a recursos propios o externos. Acá por ejemplo se encontrarán los aportes de capital, dividendos pagados, entre otros.
El estado de flujo de efectivo se determina mediante dos métodos. El directo es aquel que considera todos los ingresos y egresos a través de la clasificación de las actividades mencionadas anteriormente. Por otro lado, el indirecto es el que toma como base el resultado del periodo evaluado incorporando o descontando aquellas partidas que no representan movimientos de efectivo.
Es necesario hacer una aclaración importante: no es lo mismo el flujo de caja que el estado de flujo de efectivo. Si bien se suele pensar que son iguales, hay diferencias sutiles entre ambos conceptos.
El estado de flujo de efectivo es un estado financiero formal que muestra cómo se generan y utilizan los flujos de efectivo en una empresa durante un período específico (mensual, trimestral, anual). Por otro lado, el flujo de caja es un término más general que se refiere a la cantidad neta de dinero que entra y sale de una empresa en un período determinado.
¿Cuál es la importancia del flujo de caja?
El flujo de caja es fundamental en cualquier negocio y aquí te explico por qué:
Garantiza la liquidez de la empresa: permite asegurar que haya suficiente plata disponible para pagar gastos operativos, sueldos, proveedores y deudas en el corto plazo.
Evita problemas de insolvencia: una empresa puede ser rentable en el papel (tener ganancias en sus estados financieros) pero quebrar si no tiene un flujo de caja positivo.
Facilita la toma de decisiones estratégicas: un buen control del flujo de caja ayuda a los dueños y gerentes a decidir cuándo y cuánto invertir, si pueden contratar más personal o si necesitan financiamiento.
Mejora la relación con bancos y proveedores: tener un flujo de caja positivo da confianza a proveedores y entidades financieras, lo que facilita negociar mejores condiciones de pago o acceder a créditos con tasas más favorables.
Ayuda a enfrentar crisis económicas: las empresas con un flujo de caja bien gestionado tienen reservas de efectivo para resistir períodos de baja demanda o crisis económicas.
¿Cómo se arma un flujo de caja?
Para comenzar con la elaboración de los flujos de caja, se debe tener presente:
1. Definir un horizonte de evaluación (tiempo que se considerará para evaluar el proyecto). Esto dependerá de lo estimado y óptimo del negocio, por ende, no para todos será el mismo tiempo.
2. Considerar los diferentes ingresos y gastos relacionados con el proyecto en sí. Podemos encontrarnos con ingresos por venta, costos de ventas, gastos de administración y venta, entre otros.
3. Incorporar todas aquellas inversiones necesarias para que el nuevo negocio funcione, como, por ejemplo: equipos, terrenos, maquinarias, etc.
Flujo de caja y el VAN
En relación con esos factores y también otros, como por ejemplo el financiamiento, es que se pueden determinar los flujos de caja económicos y financieros, y a través de ellos la viabilidad del proyecto mediante el cálculo del VAN (Valor Actual Neto). Este indicador lo que hace es traer los flujos de caja futuros a valor presente (mediante una tasa de descuento) y los compara con la inversión inicial, así determina si el negocio a invertir el día de hoy genera más o menos de lo que necesita para funcionar.
En el caso de que se quiera evaluar la inversión por la compra de una empresa que ya se encuentra en marcha, se puede utilizar el método de los flujos descontados, el cual se determina también en base a los flujos de caja. La idea es determinar los retornos futuros que generará la empresa evaluada para traerlos a valor presente, de esta manera se puede conocer cuánto están generando el día de hoy.
Para esto, se consideran factores relacionados con los ingresos, gastos, depreciaciones, entre otros, hasta llegar a los flujos de caja. Una vez que se tienen, mediante el cálculo del valor económico del activo, se determina cuánto generan esos flujos futuros el día de hoy a través de la representación de un monto. Así, además de tener conocimiento de lo que se podrá obtener al decidir aceptar esa inversión, también se podrá tener bases para negociar el valor a pagar.
Para concluir, podemos decir que la determinación de flujos de caja siempre será un análisis fundamental para cualquier organización o persona particular, ya que no solamente nos dará respuesta a cómo y por qué se están generando ciertos ingresos o asumiendo ciertos gastos, sino que además se podrá entender el trasfondo de los diferentes procesos y de esta manera tomar decisiones de manera más provechosa.
De igual forma, pensando en aquellas oportunidades de inversión, también se podrá conocer en base a proyecciones de expertos los beneficios que generarán las diferentes inversiones y así tener una noción sobre aquellos retornos para decidir invertir o abstenerse.
En resumen, dependiendo del propósito, siempre será una buena opción conocer los movimientos de dinero para sacar una fotografía del panorama evaluado y por supuesto tomar las mejores determinaciones financieras, no solo con el objetivo de mitigar gastos, sino que también encontrar oportunidades.
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