El dorodango, el arte de crear algo hermoso y su relación con Clay
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En Clay creemos en la magia de la creación. En la capacidad de tomar algo elemental y transformarlo en algo de inmenso valor. Esa es la esencia del emprendimiento, y es una esencia que compartimos.
El nombre de nuestra marca, Clay, significa arcilla en inglés. La arcilla es un material natural, puro, que se encuentra en la tierra. Por sí solo, es poco más que polvo compactado. Pero en las manos adecuadas, puede transformarse en una obra de arte.
En la tradición japonesa, existe un arte llamado “dorodango”. Consiste en tomar un puñado de barro y transformarlo en una esfera perfecta, pulida hasta brillar como un espejo. Esta esfera de barro, tan simple y a la vez tan hermosa, es una metáfora perfecta para el emprendimiento.
Crear un dorodango requiere paciencia, esfuerzo y dedicación. Se necesita tiempo para formar la esfera y pulir la superficie hasta que brille. Y a lo largo de todo el proceso, hay que mantener una fe inquebrantable en el resultado final, incluso cuando parece lejos.
En Clay, vemos el mismo proceso en cada emprendedor. Toman una idea, algo que no existía antes, y la moldean hasta que se convierte en algo de valor. Cada día, trabajan incansablemente para pulir su visión, para hacerla brillar. Y a través de todo, mantienen una fe inquebrantable en su visión, incluso cuando el éxito parece lejos.
Este es el espíritu de Clay. Creemos en el valor del esfuerzo, la dedicación y la resiliencia. Creemos en la belleza de tomar algo simple y transformarlo en algo extraordinario. Y creemos en la magia de la creación, en la capacidad de cada emprendedor para moldear su propio dorodango, su propia esfera de éxito.
En Clay honramos a los emprendedores, a aquellos que están dispuestos a ensuciarse las manos, a trabajar duro y a crear algo hermoso a partir de la simplicidad. Eso es Clay. Eso es lo que representamos. Y eso es lo que queremos inspirar. Podemos moldear nuestros propios sueños y hacerlos realidad.
Juntos, podemos moldear el mundo.
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