La historia de Clay contada por sus protagonistas

¿Qué tienen en común Clay y un calefactor? Este artefacto forma parte de la historia de Clay, de su crecimiento como empresa.

En Clay hemos crecido de forma muy orgánica, paso a paso, desde nuestro nacimiento en diciembre de 2015. Pasamos por un proceso de cambio que partió con trabajar en oficinas prestadas (Chaq nos prestó el comedor de Cornershop, Ignacio Canal nos prestó su oficina en Lemontech), hasta lo que somos hoy: una empresa cuyos colaboradores trabajan de forma 100% remota desde Santiago, Viña del Mar, Valdivia, San Fernando, Puerto Varas, Colombia, Venezuela y Portugal.

Clay nació siendo un proyecto de tres personas. Hoy somos casi 40 trabajadores expertos en áreas tan variadas como contabilidad, finanzas, programación, administración, recursos humanos, marketing, diseño, tecnología y comunicaciones.

Queremos que nos conozcas un poco más, por eso vamos a contarte nuestra historia contada por quienes la han escrito.

Los inicios

Todo partió en el año 2015, cuando el entonces Gerente General de Cumplo, Jean Boudeguer decide retirarse para iniciar un emprendimiento. No había nada, ni oficina, ni personal, ni un nombre, y mucho menos dinero para invertir. Solo existía una idea y la pasión por sacarla adelante.

Se acercó a Santiago Valdés con la idea de crear herramientas financieras para empresas. La idea era hacerlo con nuevas tecnologías, foco en la experiencia y el diseño y con foco en el dueño del negocio. Jean aportaría la gestión y tecnología, Santiago el expertise en el mundo de administración y finanzas.

A esta idea se sumó Adriana Lopez, ingeniera de software venezolana, recién llegada a Chile y en su primera experiencia laboral. La primera persona contratada por Clay incluso antes de llamarnos Clay. Jean recuerda cuando la conoció, la llamó a una entrevista y le dijo: “no tengo idea de lo que va a pasar, esto puede fallar mañana, ni siquiera sé como te voy a pagar… pero vamos a estar a la par”.

Adriana también rememora esos inicios: “No teníamos oficina. En un momento llegamos a parar al comedor de Cornershop. Estando ahí trabajábamos hasta tarde. Estábamos recién partiendo el proyecto, y el furor de hacer cosas, la pasión de crear lo que se nos ocurría era tan increíble. Además que en ese lugar no entraba la luz del sol, entonces no sabías qué hora era, si había sol o no. Una vez nos llegamos a quedar hasta las 9:30 trabajando. Era muy cool”, comenta.

Adriana Lopez sigue trabajando en Clay, y es actualmente la jefa del área de Producto.

El origen del nombre

Adriana también recuerda el origen del nombre, que surgió de una conferencia de tecnología llamada Clei. “Yo había estado en una conferencia en Venezuela que se llama Clei, que es una conferencia de informática. Ese año era aquí en Chile, en Valdivia. Le digo a Jean: “Mira esta conferencia, es demasiado buena”. (Jean) se quedó en silencio como por un segundo, dejó de hablarme y empezó a teclear como loco, y de repente me dice: “está libre, lo voy a comprar”. Compró el dominio y me dice: ‘ya tenemos nombre, nos vamos a llamar Clay’”.

Y complementa diciendo que “él quería algo que fuera hecho con las manos. La tecnología es muy cuadrada, o la gente cree que es muy cuadrada, y cuando tú programas, sale de tu creatividad, de tus manos. Entonces, él quería algo hecho con las manos, y por eso se llama Clay”, que es la traducción al inglés de la palabra “arcilla”.

Cambio de oficina y la primera compra

Clay pasó por varias oficinas antes de establecerse en un lugar fijo. Una de las locaciones más estables fue un pequeño edificio ubicado en el sector de Apoquindo con El Bosque, oficina prestada por Alejandro Arrau. “Ahí estuvimos como un año, fue la oficina más estable antes de tener nuestra propia oficina, ahí surgieron muchas de las ideas de Clay. En ese momento no existía la contabilidad en Clay, era nada más un conciliador bancario. Nos reuníamos los martes en la mañana”, dice Adriana Lopez.

Fue durante esa época que ocurrió un hito importante: la primera compra como empresa, que fue un calefactor para las jornadas de frío. “Lo primero que hicimos cuando nos mudamos ahí, como compra de empresa, fue comprar un hervidor y una estufa pequeña, porque el edificio era muy frío incluso en verano. Fuimos al Easy que está en el Costanera Center y lo compramos. Era muy chistoso”.

“Finalmente terminamos en Apoquindo con El Bosque, en un edificio super viejo. Un amigo tenía varios departamentos ahí como inversión inmobiliaria. No tenía calefacción ni nada, por eso compramos el calefactor. Adriana programaba con guantes”, complementa Jean.

También allí se hizo la primera factura, que fue para el Centro Médico del Trabajador (CMT).

Además, Adriana recuerda una anécdota muy divertida, relacionada con un dron: “Una vez fuimos a un concurso, y Clay ganó un dron. Al día siguiente nos fuimos al Parque Bicentenario a volarlo, y le dije a Jean ‘yo lo pruebo primero’. Lo conecto al celular y el dron al principio no se quería mover, y de repente se mueve solo y no quiere parar (…) y se cae. Se le rompió una hélice se la cambiamos. Desde ese día yo soy la ‘destroza drones’”.

Cambiar la forma de trabajar

Romina Maccarini ocupa actualmente el cargo de Lead Product Owner en Clay. Al igual que Adriana, es la trabajadora más antigua de la empresa. Romi relató cómo fue su llegada a Clay: “Cuando yo llegué, me daba mucho nervio porque tenía a mi hija de 6 meses, recién nacida. Decidí empezar a buscar pega, y llegó Jean a ofrecerme trabajo”.

“En ese tiempo, y todavía, hay mucho estigma con las mamás (…) cuando fui a la entrevista con Jean, me dijo que encantado de que la gente con la que trabajaba hiciera familia, y eso me gustó mucho, fue como tener esa perspectiva de familia dentro de la empresa, que tu gente haga familia, fue bacán, me facilitó mucho las cosas”.

Jean también recuerda esta anécdota, y dice que este caso le sirvió para plantearse un objetivo: cambiar la forma de trabajar.

“Al poco andar, contratamos también a la Romi que me la recomendó alguien de Cumplo, y recién había tenido a su hija. Le dije ‘Clay tiene que ser una empresa que funcione para todo tipo de personas, así que más que cambiar tú, vamos a tener que cambiar la forma de trabajar para que te puedas incorporar al mundo laboral’”, dijo.

Romi también contó una anécdota graciosa que ocurrió en el primer aniversario de Clay: “El primer aniversario de Clay pasó que estaba Camilo, que era un chico de comercial, que estaba de cumpleaños el 4 de diciembre, y le llevamos una torta, le estábamos celebrando el cumpleaños, y de repente nos acordamos que era el aniversario de Clay, y para el Instagram ocupamos la torta de Camilo y toda la decoración para subirlo a Instagram celebrar el aniversario de Clay, pero en verdad era el cumpleaños de Camilo. Fue muy chistoso”.

Trabajo en equipo

Soledad Alegría tiene más de dos años trabajando en Clay. Forma parte del área de growth, y su puesto es el de Revenue Operations Leader. Soledad contó una historia ocurrida a finales de 2020, en plena pandemia del covid-19, y que permite ver el espíritu de empatía, solidaridad y trabajo en equipo que existe en esta empresa.

“A finales del 2020 era mi matrimonio. Estaba planificado hace rato, pero como estábamos en plena pandemia, era complejo porque cambiaba la situación de un momento a otro. Todo estaba programado para un día sábado, y el lunes de esa semana, en las noticias dicen que vamos a retroceder a fase 2, por ende el fin de semana era cuarentena”.

Soledad dice que “todos quedamos en shock, incluso todos en Clay me empezaron a hablar porque sabían que me tocaba el matrimonio el fin de semana, habíamos esperado harto y ya lo habíamos cambiado una vez”.

“Al final lo que pasó fue que todos en Clay, o al menos todo mi equipo, se alineó y dijeron ‘¿sabes qué? olvídate del trabajo esta vez y haz lo que tengas que hacer’. El matrimonio se adelantó porque justo el otro día era feriado (8 de diciembre). Mis vacaciones empezaban después, entonces yo estaba preocupada porque era la primera vez que me tocaba tomar vacaciones, y estaba muy preocupada por mi trabajo”.

“Finalmente entendí que había que confiar en el equipo y que el resto podía hacer lo mismo que yo”, concluye.

El espíritu de Clay

Como todo emprendimiento, Clay tiene un espíritu que se forma con los talentos y personalidades de cada uno de los integrantes del equipo, y eso es lo que nos convierte en un lugar único para trabajar.

“Una de las cosas que más me gusta de Clay es su espíritu. Clay tiene un espíritu, una forma de ser, y la construye cada uno de nosotros. Eso antes estaba más marcado. Me acuerdo que Camilo, un comercial que ya no está con nosotros, mandó a hacer un león en 3D, que representaba el espíritu de Clay, y me acuerdo que todos los meses nos pasábamos ese espíritu, y la persona que le tocaba el espíritu tenía que hacer cosas para que el espíritu se mantuviera”, comenta Adriana Lopez.

Asimismo, considera que “a medida que vayamos creciendo probablemente las cosas se vayan poniendo más complicadas, pero en este momento en el que nosotros nos encontramos, lo que hay es puro dinamismo y oportunidades”.

Finalmente, Jean dice que “todos van poniendo su grano de arena. No es el resultado de una gran persona inspirada que hace todo, sino que es la inspiración de muchas personas”.

Por cierto, acá les dejamos una foto del protagonista principal de esta historia.